Actualmente, de acuerdo con la Universidad Estatal de Carolina del Norte, la espuma de soja ha evitado que la atmósfera sea contaminada por más de 103.42 kg de CO2; equivalente al que sería consumido por cuatro millones de árboles por año.
Desde el año 2000, Ford se ha comprometido a investigar y a probar alternativas renovables.
Siete años después, la empresa comenzó a utilizar espuma de soja, reemplazando la espuma tradicional a base de petróleo.
Desde 2011, todos los vehículos Ford fabricados en Estados Unidos utilizan espuma de soja en los asientos, respaldos y cabeceras. Es así como Ford encontró una solución que cumple con los estrictos requisitos de la compañía sin comprometer la durabilidad, ni el rendimiento.
En la última década, se han producido aproximadamente 18,5 millones de vehículos con este material sustentable.
La incorporación de materiales renovables en los plásticos utilizados en los vehículos reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, la dependencia del petróleo y, en algunos casos, ayuda a mejorar el ahorro de combustible al reducir el peso.
Después del éxito de la espuma de soja, Ford comenzó a experimentar con otros materiales renovables para reforzar los plásticos en vehículos, incluyendo trigo, cáscaras de arroz, fibras de celulosa de árboles cultivados de forma sustentable y fibras de coco. También se encuentran en fase de investigación otros 20 materiales poco comunes en la fabricación de autopartes tales como tomate, fibra de agave (tequila), dientes de león y algas, por nombrar algunos.
“La espuma de soja ha sido un importante primer paso, pero todavía tenemos mucho trabajo por hacer”, dijo Debbie Mielewski, Responsable Técnica Senior de Ford. “Hay muchas más oportunidades que surgen para reducir nuestro impacto ambiental, y con los recursos cada vez más restringidos, se vuelve más importante que los exploremos”.